7.24.2017

¿ Y en qué te enfocas tú?

En esta sociedad hemos aprendido a criticarnos, subvalorarnos, culparnos, a sentirnos poca cosa y a cargar los problemas de los demás al lado de los nuestros, lo cual nos hace sentir agobiados todo el tiempo. Las peleas políticas llenas de intereses personales y rencores no ayudan y los noticieros buscan lo más cruel, escandaloso o absurdo para manipularnos y esto hace que vivamos distraídos por lo mal que nos sentimos. 

Si evitamos envolvernos en los dramas de la cotidianidad y no cedemos nuestro poder a otras personas o situaciones, recuperamos un tiempo precioso que podemos usar para ver nuestro verdadero valor, proyectar nuestros objetivos, hacer muchas de las cosas que nos gustan y aún para un buen descanso. Así alcanzamos un nivel de paz y armonía que favorecerá nuestra salud, nuestro trabajo, nuestras finanzas y nuestros sueños más anhelados. 

Al alejarnos de los dramas encontramos la calma necesaria para identificar los dones que tenemos y los que vinimos a poner al servicio de los demás, abriendo así el camino al cumplimiento de nuestra misión de vida que siempre tiene dos partes: la primera tiene que ver directamente con nosotros, pues por nuestra dignidad de seres humanos y espirituales, tenemos la responsabilidad de darnos lo mejor: amor, autocuidado, respeto, respaldo, honestidad y transparencia. Lo cual nos lleva a la segunda parte: irradiar todo esto en nuestra vida diaria, bien sea en el trabajo, el hogar, etc. Haciendo lo mejor que podemos en todas las situaciones y con todas las personas.

Tenemos que ajustar “el enfoque” que hemos aprendido desde niños porque negarnos a aceptar (dizque por humildad) nuestras cualidades reales y en cambio proclamar con vergüenza nuestras debilidades, nos hace mucho daño y no le sirve sino a nuestros enemigos! 

¿Cómo cambiamos este enfoque? Comenzando por estar atentos a lo que nos decimos. La mente no puede negarse a escuchar lo que nosotros le decimos, así que si de ahora en adelante cada vez que vamos a expresar algo inconveniente, descalificador o culposo lo reemplazamos por una buena afirmación, la vida nos mejorará notablemente. Podemos decirnos por ejemplo, “corrijo” me equivoqué en esto pero puedo cambiarlo porque soy un ser inteligente, capaz, amoroso y tengo la voluntad necesaria para hacerlo. Siempre puedo cumplir con mi misión de vida. 

La mente puede ignorar lo que los demás nos dicen, sobre todo si somos adultos, porque lo pasamos por nuestro filtro interno y revisamos si tienen o no la razón, pero es más difícil si somos nosotros mismos quienes nos dañamos a cada momento insultándonos, porque no lo filtramos! Y la mente entonces lo toma como un hecho real y busca actuar según lo que le decimos: “yo soy un …… “ lo que sea y luego nos quejamos y no sabemos porque nos pasa lo que nos pasa. 

Así que concociendo este secreto de la mente, aprovechemos para hablarnos en voz alta cuando estemos solos y decirnos cosas amables que mejoren nuestra autoestima, que afiancen una buena salud física y la confianza en la vida que elegimos vivir, manteniendo un sano respeto por nosotros mismos y por los demás. 

Recordemos que tratarnos con dulzura y amor, aceptándonos, nos trae muchísimo bienestar físico y emocional porque nos enfoca en lo real. 





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