1.27.2018

¿Quieres adquirir o pulir algunas costumbres?


Generalmente adoptamos un hábito cuando hacemos algo que nos funciona o vemos cómo le funciona a otra persona y decidimos hacer lo mismo, pero con el tiempo nos deja de servir y algunas veces no sabemos bien como dejarlo, pues ya es un comportamiento repetitivo, muy mecánico y arraigado.

Afortunadamente siempre podemos lograrlo, porque ese dicho de “así soy yo” no es real, somos mucho más que “lo que hacemos” y nuestra voluntad, ayudada con algunos tips que les comparto a continuación, nos permite lograr el cambio deseado. Para comenzar recordemos que cada quien tiene su propia forma y modo de hacer las cosas, así que no voy a darles una receta, pero sí pueden tomar ideas y aplicarlas como mejor les funcionen.

· El primer paso es “quitarle la máscara” al hábito o costumbre: es decir, miremos cómo, cuándo y dónde aparece. Esto nos permite ver y re-conocer qué es lo que estamos haciendo, pero sobre todo el motivo (ansiedad, miedo, inseguridad, etc., etc.).

· Según la causa que originó ese hábito o costumbre podemos decidir cómo trabajarla para superarla y quitarle la fuerza que lo sostiene.

· Es más fácil adquirir un hábito o cambiarlo por otro que consideremos mejor, que decidir eliminar el que no nos sirve sin ningún apoyo.

· Debemos estar convencidos del beneficio que trae ese cambio a nuestra vida, no lo hagamos solo por complacer a otros.

· Una vez que tomemos la decisión ¡debemos hacerlo! Y cumplirnos. Esto aumenta nuestra confianza en que sí podemos materializar lo que queremos, aumenta la autoestima y las posibilidades de tener éxito.

· Podemos crear una estrategia que nos parezca efectiva, hacer un plan de acción con pequeños pasos que vamos ampliando en la medida que logramos los primeros. Por ejemplo, es más fácil hacer 5 ó 10 minutos de ejercicio al día que una hora o cuatro el fin de semana, además el cuerpo se va acostumbrando sin violentarse y podemos ir aumentando el ritmo hasta donde deseemos hacerlo. 

· La clave de un hábito es su repetición y existen muchos tipos de “recordatorios” que podemos usar si creemos que nos funcionan: la familia, los amigos, el celular, los letreros colocados donde los veamos, siempre que sean positivos y enfocados al nuevo hábito. -Por ejemplo, no voy a poner en mi nevera un letrero que diga “no voy a tomar gaseosa” porque enfoco la mente en lo que no quiero hacer y eso me dificulta el logro. Pero si coloco uno que diga: los jugos y las frutas me encantan, o simplemente una carita de sonría, recordaré que debo buscar la opción que he elegido y puedo cambiar en ocasiones los letreros para que conserven su efecto de llamar mi atención-.

· Las pequeñas recompensas funcionan como un estímulo. Si dejé la gaseosa, puedo tomar el dinero y ahorrarlo para comprarme algo que deseo como un helado el fin de semana, un antojo o algo que necesite, o pagar una deuda que me intranquiliza. También puedo felicitarme a mi misma, puedo darme un delicioso baño después de hacer ejercicio. En fin, lo mejor es lo que a cada quien le funcione como premio y lo anime a seguir adelante.

· Enfocarse en un solo cambio es mejor que intentar muchos a la vez. Esto mejora las posibilidades de triunfo porque si aparece una resistencia la identificaremos rápidamente.

· Y siempre podemos recordar que es un proceso, que la clave es la repetición del comportamiento deseado y que el inmediatismo es nuestro peor enemigo. Necesitamos tiempo para crear un nuevo hábito, una nueva costumbre y a veces se demora en establecerse y necesitamos de nuestra constancia y paciencia para conseguirlo.