1.29.2012

Eficiencia


La eficiencia es la correcta utilización de los recursos disponibles para la obtención de óptimos resultados.

La palabra eficiencia proviene del latín efficientia que en español quiere decir, acción, fuerza, producción. En otras palabras, la eficiencia es el uso racional y adecuado de los recursos o medios con que se cuenta para alcanzar un objetivo que se ha trazado con anterioridad.

La eficiencia hace referencia a la capacidad de alcanzar los objetivos y metas programadas con el mínimo de recursos disponibles y en el menor tiempo posible.

La eficiencia la vamos desarrollando como todas las competencias, con nuevos conocimientos, la práctica y la reflexión sobre el trabajo que desarrollamos, ya que si nos quedamos mirando los resultados pero no revisamos -el proceso y las causas- para proponer acciones complementarias o diferentes que nos acerquen más al resultado esperado, difícilmente llegaremos al objetivo que queremos.

La eficiencia se da en todos los niveles de la vida, no sólo en el laboral. Ser personas eficientes nos posibilita alcanzar un desarrollo personal más pleno, con menos esfuerzo y más satisfacción. El secreto está entonces en evaluar lo que hacemos, en revisarlo, en pedir retroalimentación si nos es necesaria y en ir ganando agilidad, habilidad y destreza en lo que hacemos.

En la medida en que nos acostumbramos a reflexionar o a volver sobre lo que hicimos, vamos descubriendo cómo funciona, qué elementos se requieren para llegar a donde queremos, cómo podemos acercarnos de una mejor manera, etc., etc. y por eso la eficiencia personal se desarrolla, se construye, se devela. Es el resultado del esfuerzo propio.

Aunque debemos decir que la eficiencia no viene en pildoritas que podamos tomar, si es posible conocer la experiencia de otras personas, valorarla y tomar lo que nos sirva. No es necesario comenzar de cero, la observación es una herramienta fundamental para lograr la eficiencia y si desde jóvenes somos observadores, más rápido lo lograremos.

Así pues, contamos con dos herramientas claves para desarrollar esta competencia (observación y reflexión) y si nos acostumbramos a observar y a sacar la riqueza de cada vivencia, es decir a aprender, a ganar experiencia, pues potencializaremos nuestras posibilidades y los resultados serán mejores.

Sin embargo, no olvidemos que en nuestras manos está el mejoramiento de los procesos, de la forma como hacemos las cosas, de los elementos que consideramos, etc., pero la complejidad de la realidad a veces hace que los resultados esperados no se den en el momento o de la forma que los deseamos porque intervienen muchas variables o personas que no podemos controlar.

Por eso veamos un término muy asociado al de eficiencia y es el de eficacia que se define como la capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera. Supone el uso adecuado de nuestra riqueza personal y profesional que la desarrollamos a través del aprendizaje (y los seres humanos aprendemos de diversas maneras: usando, haciendo e interactuando).

Nosotros podemos usar todos los recursos que tenemos y no llegar al resultado deseado, por eso es importante diferenciar eficacia y eficiencia. Por ejemplo, podemos utilizar todas las estrategias de marketing que conocemos y no cumplir con el presupuesto de ventas que tenemos, así que necesitaremos mirar que nos pasó y buscar nuevas alternativas.

La persona eficaz contribuye en buena medida al logro de los objetivos de una cadena de personas y situaciones que funcionan, por eso comúnmente la llamamos triunfadora, mientras que la persona que no ha desarrollado su eficacia difícilmente cumple con sus propias expectativas o contribuye al logro del conjunto, caso en el cual fracasa la acción, pero no por eso podemos decir que las personas en particular son perdedoras o fracasadas.

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