9.27.2011

¿Ya tienes tu plan?




Existen tantos planes de vida como personas… porque aunque se compartan ciertos objetivos, el camino es único e individual. Cada uno trae en su corazón el sentido que quiere darle a esta existencia, lo que quiere aprender, lo que espera alcanzar, por eso es necesario siempre consultar con él, cuáles son esos sueños.

A cada persona le dieron el privilegio de existir y a ninguno le dieron –ni más, ni menos que eso-: su propia existencia. Así que cada quien debe aprovecharla lo mejor posible, viviendo según su propio criterio y éste lo va construyendo paso a paso con sus conocimientos, sus sentimientos y su experiencia.

En el camino nos vamos encontrando con otras personas y nos acompañamos en ese transitar, pero nuestro viaje como tal, lo hacemos solos, ya que cada uno de nosotros(a) tiene sus tiempos: un ritmo particular, unas prioridades específicas y sobre todo un trabajo que no puede delegar porque como ya se ha dicho, nadie puede hacerlo por otro.

En la vida cada uno de nosotros tiene la posibilidad de elegir, decidir, tomar acciones propias y autónomas, con responsabilidad singular. Es decir, somos totalmente responsables de las decisiones que tomamos, pues somos nosotros quienes elegimos qué hacer o que no hacer, de quien nos dejamos influenciar o presionar o a quien complacemos, pero decidamos lo que decidamos, o aún si no decidimos, es nuestra la responsabilidad porque es nuestra vida.

¡Aprendamos a creer en nosotros! en lo que nos dice nuestro corazón. Podemos mirarnos con amor, porque todos nos merecemos amarnos y admirarnos por lo que ya somos y lo que vamos logrando cada día.

Es importante entonces que tengamos siempre presente nuestro plan de vida, que ganemos cada vez más certeza de hacia dónde vamos y descubramos el beneficio de lo que vamos a hacer, de lo que queremos hacer. Así nos será más fácil centrarnos en nuestra propia vida, asumirnos como personas y desde allí compartir con otros: padres, pareja, hijos, amigos, etc. pero sin imponerles o dejarnos imponer sueños o frustraciones.

Podemos también vivir desde nuestro propio centro y escuchar a los demás, pero decidiremos lo que consideremos mejor para nuestro bienestar, nuestro desarrollo y realización personal.

Empujemos nuestro carrito, el carrito de nuestra vida que es el que nos corresponde y dejemos que los demás empujen el suyo, así no nos quedaremos rezagados en el camino, ni nos tocará devolvernos por el nuestro que dejamos olvidado al buscar arrastrar el carro de otros.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario