7.24.2017

La empatía: necesaria ¡pero no suficiente!


 Una buena entrevista de selección

Es común que los jefes directos entrevisten los candidatos que van participar en el proceso de selección que pretene cubrir una vacante de su área y no siempre se encuentran preparados para sacar el mejor provecho de ese momento. A continuación presento algunas ideas que nos ayudan a tener entrevistas más exitosas. 

Antes de entrevistar el candidato:

· Leamos con atención la hoja de vida y toda la documentación que la persona nos presente: miremos si los estudios están directamente relacionados con lo que nosotros necesitamos: si tiene menos preparación va a ser difícil que logre los objetivos del cargo y si está sobre capacitado rápidamente perderá la motivación y querrá irse o que lo cambiemos de puesto.

· Revisemos los trabajos anteriores: qué cargos ha tenido y cuánto tiempo ha durado en ellos. Eso nos habla de la estabilidad laboral y/o de lo conflictiva que puede ser la persona. Tomemos nota de si hay periodos largos sin trabajar para averiguar las razones durante la entrevista.

· Miremos quién referencia al candidato: si es una persona o institución que conocemos y si confiamos o no en su recomendación. Puede ser que no siempre nos digan la verdad, pero tenemos que pedir varias referencias porque al final toda la información va a sumar y nos va a permitir tomar una decisión mejor informada.

· Si tenemos una descripción del puesto de trabajo, leámosla de nuevo antes de la entrevista para precisar y tener en mente lo que necesitamos de la persona que ocupe la vacante. Si no tenemos dicha descripción, pensemos cuál es el objetivo de ese cargo y hagamos un listado de tareas, esto nos servirá de guía porque nos enfoca en lo más importante.

· Citemos al candidato a la hora que lo vamos a atender. No es correcto dejarlo esperando mientras hacemos otras cosas. Tampoco debemos interrumpirlo para responder el teléfono!

· Definamos un sitio lejos del ruido donde podamos conversar en privado. Esto crea una atmósfera agradable donde la persona se siente cómoda y se abre a la conversación.

· Recordemos que el entrevistado va a mostrar su mejor cara y eso quiere decir que no podemos confiar en que todo lo que diga sea preciso o cierto y que lo pueda sostener en el tiempo. Por ejemplo, “no me importa que me ponga a hacer pero deme el trabajo.” En algún momento eso puede cambiar y querer que lo ubiquemos mejor según su concepto y debemos prever esa posibiidad antes de contratarlo.

La entrevista de selección 

Esta tiene un objetivo claro: conocer el candidato para predecir su posible desempeño en el cargo, definir si hay empatía y si puede adaptarse al puesto de trabajo y a la empresa. Dura alrededor de media hora y se divide en tres partes:

La primera parte es la toma de información. Pedimos al candidato que de una manera concreta nos hable de su recorrido laboral desde que comenzó. Si se detiene en cosas que no nos interesan, con delicadeza lo invitamos a continuar… con el siguiente cargo. Buscamos ver el recorrido como si fuera una película donde seguimos la trama en orden y no comenzamos del último cargo hacia atrás, porque iríamos a brincos y no lograríamos ver un desarrollo coherente del candidato. 

Luego pasamos a otros los temas: estudios, el círculo familiar, los intereses, etc. Y preguntamos lo que sea importante para complementar lo que ya estudiamos en la hoja de vida. Si el candidato quiere preguntar en vez de responder y manejar él la entrevista, con respeto le informamos que más adelante podrá expresar sus preguntas e inquietudes. Si lo dejamos interrumpir todo el tiempo no lograremos los objetivos señalados y él nos llevará al terrero que le interesa. Así perderemos autoridad, tiempo y oportunidad de conocer mejor la persona. 

La segunda parte corresponde a la descripción del cargo, momento en el cual le contamos al candidato cuál es el puesto que tenemos disponible, los objetivos que debería alcanzar, las funciones que desempeñaría, lo que esperaríamos de él, el monto del salario y/o la forma en que se le pagaría y en este punto sí respondemos a sus inquietudes.

La tercera parte nos permite dar a conocer positivamente nuestro negocio o empresa y lo hacemos tan corto o largo como queramos, según el interés que tengamos en la persona. Le hablamos de la misión o los objetivos que tenemos, de las oportunidades que tiene si trabaja con nosotros. Si no lo vinculamos, de todos modos tendremos una persona con una visión positiva y desde donde trabaje puede servirnos de ayuda hablando bien de nuestro negocio. 

Finalmente nos despedimos del entrevistado indicándole que será llamado para informarle el resultado del proceso, cosa que debemos cumplir ¡sin excepción! 



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