12.12.2013

Acerca de la responsabilidad

Existen muchas virtudes y valores que se desarrollan con más facilidad cuando la persona toma la decisión de vivir su vida de acuerdo con lo que siente y piensa, porque en ese momento lo que decide es tomar la vida en sus propias manos, mirar a dónde quiere llegar y trabajar para lograrlo. Es decir, decide ser responsable.

Responsabilidad significa entonces responder por nosotros mismos y para aprenderla es necesario mirar las situaciones que creamos con lo que pensamos, lo que decimos, lo que hacemos o dejamos de hacer. Es importante determinar qué aprendemos según los resultados convenientes o inconvenientes que obtenemos en cada situación para orientarnos en el sentido deseado.

“tu responsabilidad es hacer lo mejor que puedas en cualquier situación… y (sabes con certeza que) se nos va a hacer responsables de nuestras acciones, porque esa es la ley”[1]

Como niños aprendimos a responder poco a poco por nosotros, en las pequeñas cosas que los padres nos pidieron que hiciéramos y al evaluar esas acciones pudimos darnos cuenta de cuánto acertamos o si nos equivocamos. Así fuimos aprendiendo a tener criterio frente a la conveniencia o inconveniencia de las distintas situaciones y a optar por lo que era mejor para nosotros. Sin embargo, si ellos nos evitaron vivir las consecuencias, seguramente fue más difícil para nosotros aprender la responsabilidad.

Responder por nosotros mismos tiene muchas facetas, tradicionalmente hemos entendido ese ser responsables como cumplir con lo que nos toca y esa interpretación es muy desafortunada porque pone las cosas como si fueran una carga que viene del exterior y nos toca soportar, pero no le vemos el sentido, no le vemos el beneficio y nos quedamos atascados en el cumplimiento de obligaciones que consideramos impuestas, olvidando que si estamos donde estamos es porque hicimos una elección, o porque no la hicimos a tiempo y tendremos que evaluarnos con sinceridad, sin disculpas ni justificaciones.

Pero necesitamos evaluarnos para determinar la responsabilidad y no para sentirnos culpables, porque con frecuencia lo que hacemos es generar un malestar emocional en nosotros mismos y una sensación que no nos permite revisar las acciones y corregir o reparar lo que podemos, sino que caemos en una valoración negativa que no es necesaria ni productiva. 

Es muy común entonces tomar la responsabilidad como el cumplimiento de los compromisos que hacemos con otras personas, pero en realidad lo que hacemos es cumplirnos a nosotros mismos a la vez que cumplimos con los otros. La responsabilidad se expresa en nuestro comportamiento exterior y frente a otros, pero viene de muy adentro, del convencimiento de la importancia que tiene lo que hacemos para alcanzar nuestros objetivos vitales. 

Es a estos objetivos y propósitos de vida a los que respondemos porque ellos nos dan un sentido y una dirección y al no perderlos de vista sabemos que estamos haciendo lo correcto y que estamos trabajando con la verdad, nuestra verdad, lo cual hace la vida mucho más fácil. 

Para lograr nuestros propósitos es necesario ganar la responsabilidad en todos los espacios y momentos de nuestra vida: en el trabajo, con la familia y con la sociedad. Cada uno de ellos tiene expresiones propias y cada persona irá encontrando como expresarla en cada situación.

Cuando respondemos por nosotros mismos nuestras decisiones son más cuidadosas y conscientes porque no podemos responsabilizar a otros de lo que nos sucede (por acción o por omisión). Reconocer que decidir o no decidir, al igual que dejar que otro decida por nosotros, no es una excusa frente a la realidad de la vida, nos hace comprender que de todos modos tenemos que vivir las consecuencias de aquello que de una u otra forma permitimos que ocurra. 

En síntesis, La responsabilidad la vamos adquiriendo en la medida en que valoramos lo que vivimos, pero también en la medida en que sabemos qué queremos porque en ese momento dejamos de permitir que otros tomen las decisiones que nos corresponden y también dejamos de tener comportamientos que perjudican nuestra salud o nuestra tranquilidad. 



[1] Roger John. La Responsabilidad, MSIA, número 6: 19. 





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