4.10.2012

Eso es verdad, eso es cierto…



Dicen los entendidos que los grandes males de la humanidad son el orgullo y el egoísmo. Ellos se expresan de muchas formas, por ejemplo en la indiferencia frente lo que les pasa a los demás y en la mentira. Hoy voy a hablar de ésta última.

Es increíble cómo en muchas ocasiones las personas justifican el hecho de mentir diciendo que existen las mentiras blancas. Es decir, que mienten creyendo… que nos hacen creer… que no se están dañando ellos mismos o a los demás. No se dan cuenta que son los primeros perjudicados al crear un hábito inconveniente que será cada día más difícil de eliminar y que hará que los demás pierdan la confianza en ellos.

Describir los hechos tal como sucedieron, con el menor número de interpretaciones posibles, nos acerca a la verdad, pero cuando tapamos parte de la información que recibimos, o no la tenemos en cuenta en el análisis, o cuando nos callamos por temor creyendo que no va a pasar nada, sin importarnos los perjuicios que causamos, pues cometemos un error más grave ya que los estamos sumando: el desacierto que no queremos que se sepa más la mentira para taparlo.

Todos los seres humanos nos equivocamos, por eso lo importante no es tanto la equivocación, como la actitud de repararla a tiempo, de aceptarla y de procurar que se den el menor número de consecuencias negativas para el grupo o las personas que se verán afectadas, pero si tapamos la falla, no podremos corregir o prevenir su nueva ocurrencia, aumentando así las dificultades que tendremos que enfrentar más adelante.

Reconocer los errores, expresar que no sabemos cómo hacer algo o cómo corregirlo, nos da la posibilidad de aprender y de acertar en las siguientes ocasiones. Dejar de hacerlo es una muestra de orgullo y egoísmo, de indiferencia ante los demás y de incapacidad de ser sinceros con nosotros mismos o con otros.

Los invito a no tener miedo de exponer las dificultades que tienen hoy, a encontrar con otros las mejores formas de solucionarlas para evitar grandes problemas de convivencia. Aprovechemos las oportunidades que tenemos en el momento que ésta es la mejor manera de abrir las puertas para alcanzar un mejor futuro.

La verdad es la mejor aliada en nuestra vida en general, tanto en lo laboral como en lo personal. Ella nos ayuda a evitar los enredos, a dejar de sufrir y sentir angustia pensando en cuándo se destapará lo que en verdad pasó, porque por ahí dicen que “entre cielo y tierra no hay nada oculto” así que podemos contar con que un día u otro se sabrá la verdad. Decirla claramente de una buena vez, bajará nuestro estrés y facilitará las soluciones.

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