3.11.2011

¿A qué nos comprometemos?


La responsabilidad no es más que la habilidad para respondernos (respons-abilidad) a nosotros mismos y a nuestros compromisos y debemos tener en cuenta que nuestra mente siempre que le decimos que vamos a hacer algo, nos lo cree. 

Cuántas veces nos pasa que quedamos de llamar a nuestros amigos o a alguna persona para vernos con ella, para almorzar o para hacer algo especial… Y cuántas veces nos pasa que eso queda allí y no lo hacemos… También a veces les prometemos a nuestros hijos llevarlos a algún lugar o comprarles algo y tampoco lo hacemos… o tenemos libros comenzados a leer que nunca terminamos, o botones que debemos pegarle a una camisa o cosas dañadas que algún día vamos a arreglar… 

Bueno, eso que nos queda siempre pendiente y nos parece tan común en la vida diaria, tiene un alto costo para nosotros pues nuestra energía para hacer las demás cosas se va como minando. 

Pensemos por ejemplo, en una manguera que conectamos a la llave del agua y la abrimos, al otro extremo sale “el chorro” de agua, verdad? Pero si la manguera tiene pequeños o grandes agujeros, o si está muy porosa perderemos mucha agua en el trayecto, cierto? 

Así pasa con la energía que tenemos para hacer algo, la enfocamos, la enviamos y al salir con toda la fuerza hace que logremos con mayor facilidad lo que deseamos (siempre que sea conveniente para nosotros). Pero a veces empezamos a pasar esa energía por la manguera y la encontramos llena de roticos… pequeños o grandes agujeros… y ellos van disminuyendo la cantidad de energía que sale al otro lado y para lograr una meta necesitamos ahora más esfuerzo, nos sentimos como cansados de invertir tanta energía para hacer algo por pequeño que sea. 

El secreto entonces es completar lo que tenemos pendiente. A veces a las 7.00 de la mañana tenemos una lista interminable de cosas para hacer y sabemos que el día no nos alcanza para todo eso, pero si las tomamos una a una, hasta terminarlas los “rotos, grandes o pequeños” por donde se está escapando nuestra energía irán desapareciendo. 

A veces ya perdimos el interés en el libro que tenemos comenzado, o ya no queremos visitar a alguien, entonces no tenemos que hacerlo a la fuerza, en ese caso lo damos por cancelado y lo afirmamos para nosotros mismos: “Doy por terminada la lectura de este libro, no me interesa continuarlo” y así sale de la lista de nuestros pendientes, o “cancelo la intención de visitar a peranito pues lo que quería hacer con él ya lo hablé por teléfono” o “desisto definitivamente de comprar x cosa pues me causaría problemas económicos en este momento”. 

Lo importante es informarle a nuestra mente que no tiene que seguir guardando la cantidad de energía que tiene reservada para hacer lo que dijimos que íbamos a hacer algún día, porque la mente nos va haciendo la reserva y eso es lo que hace que perdamos fuerza para actuar y todo sea cada vez más difícil de hacer y de lograr. 

La mente no distingue si lo estamos diciendo de verdad o solo por decirlo y como su tarea es hacer que logremos nuestras metas, nos guarda la energía para que lo realicemos. 

Esto nos hace pensar también en la importancia que tiene TODO lo que decimos. Expresiones tales como: “es que me provoca matarlo” o “no me lo aguanto más”, o “un día de estos tal o cual cosa…”, quedan en nuestra mente como pendientes que le abren un roto a nuestra manguerita energética y hacen que la mente nos lleve a buscar cumplirlos. Así que cuidado con lo que vamos diciendo o afirmando por ahí… y si ya lo dijimos informemos a nuestra mente que esa acción está cancelada, que la damos por terminada. 





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