12.12.2013

Acerca de la prudencia


Es una de las virtudes más valoradas, pero a la vez es poco comprendida. Su significado original es “Sensatez, buen juicio”.[1] También es posible afirmar que “consiste en actuar con reflexión y precaución para evitar posibles daños”.[2] Hace referencia entonces a la importancia de diferenciar claramente lo que consideramos apropiado en un determinado momento para así decir o hacer lo que nuestro propio criterio nos indica. 

Actuar con prudencia es actuar desde la conciencia de lo que se hace. O sea, estando presentes, atentos, mirando con claridad las situaciones, los contextos y los momentos en que nos encontramos. La prudencia nos lleva a mirar el conjunto de la situación, a confirmar si tenemos o no la información necesaria y suficiente, así como a analizar las posibles consecuencias antes de responder a una pregunta, asumir un compromiso o tomar una decisión. 

Saber diferenciar cuando hablar o cuando callar, es tan importante como saber cuándo actuar o cuando quedarnos quietos, pues es imposible devolver el tiempo y lo hecho o lo dicho queda allí, al igual que lo que no hicimos o no dijimos a tiempo. 

Solo podemos mirar el pasado para hacer nuestra reflexión y aprender de la vivencia -al extraer de ella una experiencia- pero no podemos cambiar lo que ya pasó. La prudencia tiene entonces relación con la experiencia y la sabiduría que vamos logrando.

En este orden de ideas sucede que en ocasiones no sabemos si decirle algo a otra persona es en verdad un acto de honestidad o de imprudencia. ¿Cómo diferenciarlo? Cuando la persona necesita conocer la información que nosotros tenemos para poder actuar correctamente en sus actividades o para mejorar algo, decirle lo que sabemos es importante y es honestidad. 

Cuando alguien nos pregunta algo tiene el derecho a esperar una respuesta honesta de nuestra parte. Ahora bien, si la persona no necesita la información, no puede hacer nada con ella y va a causarle problemas con otros, decirlo es una imprudencia. 

La prudencia no solo es importante en el trabajo o en la vida social, también lo es en las familias y a veces nos mostramos más cuidadosos con las personas extrañas que con nuestros allegados, produciendo así dolores innecesarios a las personas que más amamos con nuestras acciones y comentarios poco prudentes. 

Si podemos actuar con prudencia en algunos momentos y con algunas personas, podemos seguramente extenderla a la mayoría de ocasiones y personas con la comprensión de la singularidad de cada ser y de su derecho a tener estilos, ritmos y maneras propias de afrontar la vida.

Los individuos prudentes generan confianza porque usan su capacidad de análisis al atender diversas situaciones, además conservan la calma para preguntar o pedir consejo si lo necesitan y actúan por convicción propia.

[1] Real Academia de la Lengua Española, consultada en www.rae.es diciembre, 2011. 
[2] http://www.wordreference.com

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