12.12.2013

Acerca de la cooperación



Los seres humanos necesitamos romper la creencia de que estamos separados o solos. En todo momento tenemos cerca otros seres, bien sea a nivel físico, emocional, afectivo o espiritual y diariamente nos cruzamos con miles de personas al realizar nuestras actividades. 

Todos somos miembros de algún grupo y pertenecemos a un continente, un país, una ciudad, una comunidad, una familia y muchos formamos parte de alguna organización o empresa. 

Vivimos en grupos y lo hacemos para recibir de los demás: enseñanzas, afecto, atención y/o el apoyo que pueden darnos, pero también para contribuir con nuestros conocimientos, habilidades y aún con nuestros buenos deseos, al servicio de proyectos colectivos que son también parte de nuestro proyecto de vida.

Cooperar significa “obrar juntamente con otro u otros para un mismo fin”.[1] Co-operar: operar con otros en pro de algo. Así, la cooperación supone un trabajo en equipo guiado por un mismo propósito. Es la base de construcciones y desarrollos colectivos porque suma las fortalezas de cada cooperante. 

También es parte de la cadena de dar y recibir. Es decir, del compartir, del dar lo mejor de nosotros y recibir en ese o en otro momento el apoyo que requerimos. 

La cooperación es entonces una consecuencia lógica de la decisión de formar parte de un grupo y de la aceptación de sus propósitos y principios. Ser parte de una pareja, una familia, una empresa, una comunidad, hace que los demás puedan esperar claramente nuestro aporte para el logro de las metas comunes. 

Cuando cooperamos tenemos un compromiso frente a lo que hacemos, tenemos una responsabilidad y es por eso que los demás pueden esperar que hagamos lo que nos corresponde, pero cuando apoyamos o colaboramos con otros, lo hacemos de manera voluntaria y no estamos comprometidos con el resultado. 

Cuando cooperamos estamos buscando el bien común y ese bien por definición nos incluye a todos. Es decir, no es que elijamos a los demás por encima de nosotros o que nos elijamos por encima de ellos. En ese bien común cabemos todos, hay un beneficio colectivo, por eso pensamos en un “nosotros” que implica colectividad, compañía, comunidad, en vez de hacerlo como individuos aislados.[2]

Lo que la humanidad ha alcanzado en estos siglos de existencia no hubiera sido posible sin la cooperación. A nivel internacional es una virtud muy valorada y existen miles de programas de Cooperación Internacional porque también como habitantes del planeta vamos ganando claridad en la necesidad de desarrollar un trabajo conjunto que nos beneficie a todos sin distingos de país, raza, sexo, religión o condición económica.

La cooperación participativa es la base de la sinergia, es decir del crecimiento en armonía y sostenibilidad.[3] Por ello, hace posible lograr un mejor estar para todos. Se relaciona directamente con una actitud de servicio, solidaridad y colaboración, pero muy especialmente con una consciencia de responsabilidad social.


[1] Real Academia de la Lengua Española, consultada en www.rae.es noviembre, 2011. 
[2] Cortina Adela. Ética de la empresa. Editorial trotta Madrid, 2000:101 
[3] http://www.personarte.com/generosidad.htm

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