12.07.2017

¿Sabes? Pienso que…


Una de las cosas más agradables que nos pueden pasar es encontrarnos con una persona que tiene confianza en sí misma. Y lo notamos en su seguridad al actuar, porque su interés es expresar lo que piensa o siente acerca de algo. Va por el mundo sin querer aparentar nada, sin dominar, engañar o imponer sus puntos de vista, sin dárselas de importante o de que sabe mucho.

Es muy placentero estar con alguien que ha logrado ganar seguridad en sí mismo porque actúa con la certeza de quien se ha parado en sus propios pies y se siente firme, por lo cual permanece atento y sabe que pocas cosas lo toman desprevenido pues con su observación las ve venir.

Es una dicha relacionarse con alguien que sabe quién es, qué quiere, a dónde va y que puede lograr lo que desea. Por ello se centra en lo que quiere en vez de hacerlo en los obstáculos que aparecen en el camino y que solo son escalones que le permiten precisar o revisar sus metas. 

Es genial estar con alguien que se conoce lo suficiente para aceptarse y aceptar a los demás porque puede reconocer que cada quien recorre un camino perfecto para sí, que tiene un ritmo y un modo de aprender. Pero con la claridad de que si trabaja con otras personas, necesita coordinar su paso para no detener o violentar el equipo. 

Es una delicia estar con alguien que se respeta a sí mismo y en consecuencia respeta a los demás porque conoce sus recursos, sabe poner límites claros, no atropella a nadie, escucha sin juzgar y busca siempre el bien común.

Es un gozo estar con alguien que sabe cuidarse a sí mismo y lo hace al tomar acciones que lo benefician y evitar situaciones que lo pueden dañar en cualquier sentido, sea físico o emocional. Por eso está atento a las circunstancias que se presentan o pueden llegar a presentarse. 

Es maravilloso estar con alguien que tiene todas estas cualidades y más aún si esa persona somos nosotros mismos, porque habremos ganado nuestro propio amor, aceptación, compañía y respaldo, lo cual nos traerá una vida llena de armonía, alegría y paz. 

Podemos ser cada vez más la persona que admiramos al revisar cada mañana lo que queremos hacer y disfrutar ese día, así enfocamos la atención en eso. Luego lo soltamos y vivimos cada momento con la certeza de que lo que pase es lo mejor. En la noche podemos hacer una corta revisión de lo que hemos vivido y consideramos conveniente para ver cómo lo queremos afianzar. 

Centrarnos en lo que somos y aceptar las fortalezas que tenemos es como poner los cimientos de nuestra casa y saber que están firmes. En ese momento podemos construir comprendiendo que estamos trabajando en terreno seguro. La atención es la herramienta principal y la confianza que da el conocernos a nosotros mismos es el resultado.



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