5.20.2016

Miremos de nuevo

Hay épocas en las que calificamos todo lo que nos pasa y le ponemos un rótulo de bueno o malo. Leer la realidad en estos términos nos priva de ver la vida como una oportunidad, como un proceso que nos va permitiendo ser más conscientes de como funciona el universo y de como podemos ponernos en sintonía para fluir con él y ser cada vez más felices.

Las cosas en el fondo no son buenas o malas, son por definición eventos que nosotros interpretamos según nuestro marco de referencia, por eso al ampliarlo obtenemos un aumento de la capacidad de comprensión y podemos ver que nuestros actos responden a un objetivo, a una secuencia armónica de crecimiento, de cambio y progreso. Cada quien va a su ritmo y a su modo, ¡perfectamente válidos!

Recordar que lo que nos ocurre hoy puede ser entendido desde lo que queríamos o lo que vivimos hace algún tiempo, nos ayuda a encontrarle sentido, así no sea fácil identificarlo porque la situación puede presentársenos en un momento en que tal vez ya no la esperábamos.

Otra cosa que podemos hacer es revisar los hechos a la luz del alcance o el valor que pueden tener a mediano y largo plazo y las consecuencias convenientes o inconvenientes que podemos obtener. Esto nos guiará hacia la mejor acción. Hay cosas que llegan a nosotros en un determinado momento para que cerremos puertas y otras llegan para que abramos nuevas puertas, así que mirar el mensaje que trae cada vivencia nos dará la posibilidad de soltar el dolor que podamos sentir y enfrentarla con más confianza. 

El día le sigue a la noche, la muerte le sigue a la vida y si dejamos de juzgar lo que nos sucede pensando que son cosas independientes y observamos como funcionan en nosotros, podremos fluir mejor al comprender que todo tiene sentido, que todo está conectado y que todo es perfecto para nosotros. 

Cuando aún así no entendemos lo que nos pasa podemos enfocarnos en mirar los hechos desde un contexto más amplio, esto nos permitirá hacer mejores lecturas e interpretaciones. Conocer las llamadas leyes universales o leyes espirituales nos pone también en un lugar mejor para comprender lo que nos sucede. 

Lo anterior nos permite además salirnos de la creencia de que cometemos muchos errores y que somos culpables de A, B y C. Reconocernos como seres en proceso de construcción y develación, nos ayuda a saber que hacemos lo mejor que podemos con lo que tenemos disponible y que no podemos evaluar lo que hicimos en el pasado con la información o la comprensión que tenemos hoy. 

Cada cosa llega en el momento oportuno y la resolvemos ahí. El universo no espera que un niño de 5 años responda ante una ecuación como lo hace un físico, ni el niño es culpable de no hacerlo. De igual manera nosotros vamos resolviendo lo que podemos, como y cuando lo entendemos, por ello la culpa no cabe en una mirada amplia y comprensiva de nuestro proceso vital.

Confiar en nosotros mismos, en lo que hemos aprendido y reconocer nuestras fortalezas o limitaciones en un momento dado, así como la necesidad de pedir ayuda cuando lo consideremos apropiado, hará que logremos vivir desde nuestra propia verdad, desde lo que consideramos mejor para nosotros y esto nos dará paz, plenitud y felicidad.

5.04.2016

¿Cómo abrirnos al cambio?



Esta inquietud de algún lector es muy valiosa y la vi solo hasta esta semana cuando revisé el correo spam. Pido disculpas por ello y les cuento que estoy retomando el blog que por razones personales y de salud estuvo quieto muchísimo tiempo. Así que ahora buscaré contarles con más frecuencia lo que pienso…

Ante todo es importante recordar que en la vida personal las recetas no funcionan. Sería muy atrevido e irrespetuoso de mi parte decirles que deben o no, hacer. Les puedo compartir lo que he aprendido en mi experiencia de vida y si algo les sirve pueden tomarlo y ver si les funciona. 

Pienso que abrirnos al cambio nos cuesta entre otras cosas porque la vida no nos da garantías. Generalmente queremos estar seguros de los resultados que vamos a obtener, pero eso no opera así. En nuestras manos tenemos los procesos, el hacer lo que consideramos mejor para nosotros, pero los resultados son el fruto de un sin número de eventos y circunstancias y no podemos controlarlos todos. 

Ya sabemos que cambiar por cambiar no tiene sentido, luego para hacerlo debemos tener una motivación clara y arriesgarnos. Aunque no vamos a tener certezas y habrá incertidumbre, debemos hacer lo que nuestro corazón nos diga. Así que soltar la necesidad de controlarlo todo y de tener garantías, puede ser una buena manera de abrirnos al cambio. 

Pero cómo saberlo? ¿Cómo diferenciar lo que nos dice el corazón de los caprichos del ego o de la mente? Pues bien, inicialmente no parece muy fácil, pero si miramos aquello que deseamos cambiar u obtener y revisamos su conveniencia a mediano y largo plazo según su coherencia con nuestro plan de vida, veremos si vale la pena arriesgarnos.

La vida no nos da garantías pero si nos da señales, y en la medida que aprendemos a leer esas señales podemos entrever la conveniencia o inconveniencia de algo y así tendremos más confianza en nosotros mismos y decidiremos si querermos o no abrirnos al cambio.

El cómo abrirnos depende pues del para qué o porqué, pues salir de la zona de confort no es fácil a menos que tengamos claro el propósito de hacerlo. Mi hija dice que ella no se mueve mientras no vea una “banderita verde” en su interior. Lo cual significa que logra ponerse en contacto con sus sentimientos, aclarar lo que quiere y decidir desde allí lo que desea para su vida ¡y le funciona!

Otras veces vemos la necesidad de cambiar pero le tememos al dolor y eso nos paraliza. Si la situación actual también nos duele y comprendemos que al asumir el cambio, la vida, la realidad que tenemos en frente, podemos avanzar hacia una mayor tranquilidad, coherencia o felicidad, seguro que encontraremos el valor y el empuje para afrontarlo porque el dolor pasará, lo cual cuando nos quedamos atrapados en la situación, no pasa. 

La vida no nos da nada que no podamos manejar, podemos confiar en eso, es un principio de justicia y armonía. Así que nos dará las oportunidades y opciones que nos sirvan para aprender y avanzar en nuestro propio proceso. Somos nosotros quienes juzgamos algo como bueno o malo, pero mirado en un contexto más amplio seguramente muchas veces cambiaremos ese juicio y veremos cómo nuestros más grandes dolores han sido nuestros grandes maestros y gracias a ellos hemos avanzado en nuestro proyecto de vida.

Así pues, abrirnos al cambio es algo que se nos facilita si hemos aprendido a escuchar nuestro corazón, porque él nos dirá hacia dónde ir y el momento indicado para hacerlo. Abrirnos al cambio es aceptar también la vida, la realidad que es dinámica. Podemos cambiar de casa o de pareja, lo importante es que sepamos por qué lo vamos a hacer.