8.22.2012

Yo acepto!!!


Una de las mayores dificultades que tenemos algunas personas y que podemos convertir en una nueva oportunidad de aprendizaje y sobre todo en fuente de plenitud, es la aceptación. Con frecuencia queremos que las cosas sean distintas -que las personas cambien, que los demás hagan o digan lo que queremos- y que ¡todo sea perfecto!

Les tengo una noticia…eso no es posible! No trae sino sufrimiento y frustración a nuestra vida. Cada ser humano es libre y toma sus propias decisiones; además, cada quien tiene la responsabilidad de vivir su vida como considere adecuado y las interferencias permanentes para que vivan como nosotros creemos que deben hacerlo, es un error.

Cada persona necesita vivir su vida de acuerdo con sus principios y criterios; debe aprender sus lecciones a su ritmo y a su modo. Sus acciones pueden parecernos acertadas en algunas ocasiones y en otras no, pero no nos corresponde juzgarlas. Lo que sí nos corresponde hacer es darles nuestro cariño y el espacio para que sigan adelante, pero debemos ser muy claros: no se trata de complacerlos o de que nos complazcan, sino de aceptarlos. 

A nivel personal también es muy importante la búsqueda de nuestra propia aceptación. El sabernos seres imperfectos, con limitaciones, en proceso de aprendizaje y desarrollo, puede hacer que nos aceptemos mejor que si creemos que para merecer nuestra propia aceptación debemos ser perfectos y que no podemos equivocarnos o que debemos tener el control total de todo cuanto nos sucede.

Podemos ir por la vida aprendiendo a través de los golpes, del dolor y el sufrimiento pero llega un momento en que muchos nos cansamos de sufrir y comenzamos a buscar otra forma de aprender menos dolorosa y nos enfocamos así en alcanzar unos objetivos y unos resultados que consideramos adecuados para nosotros. 

Sin embargo, como la vida tiene infinitas posibilidades que no alcanzamos a prever, también aprendemos poco a poco que podemos responder por nosotros mismos, por el proceso, por el camino que seguimos, por lo que hacemos o decimos... pero no podemos responder por todo lo que pase, ya que no tenemos el control de todas las situaciones y personas que intervienen en un resultado final.

Eso hace que en algún momento dejemos de perseguir resultados y nos centremos en hacer bien "nuestra parte" sabiendo que no podemos forzar la realidad para que se comporte como queremos, pero si podemos fluir con la vida:  aceptar lo que nos trae, sacar la riqueza de la experiencia, disfrutar lo que tenemos y centrarnos en los propósitos.
 
Sufrimos mucho sin necesidad. Las situaciones pueden causarnos dolor, pero el sufrimiento es querer cambiar lo que no podemos cambiar, o porque no nos corresponde, o porque ya pasó y no podemos devolver el tiempo. 

En síntesis, aceptar la vida como ella es y saber que el universo funciona de manera perfecta aunque no podamos comprenderlo por su gran complejidad, así como reconocer que no existen el azar ni la casualidad y que todo tiene una razón (-conocida o no- por nosotros), hace que no podamos ni queramos imponer nuestra voluntad y nuestra forma de ver la vida a otras personas y puede ayudarnos a centrarnos en nuestra propia vida y permitir que los demás se centren en la suya. 

Podemos hacer nuestra la conocida oración que dice así:
 
“Dios, dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar;
valor para cambiar las cosas que puedo;
y sabiduría para conocer la diferencia”.