4.29.2016

Cuidemos de nosotros mismos



El autocuidado es un asunto diario. Es una forma de respaldarnos, de amarnos, de protegernos y además es un asunto de respeto por nosotros mismos y de una, cada vez más, sana autoestima. 

Aunque cada día podemos incluir nuevos aspectos a los cuales poner atención, ya sea a nivel de cuidados físicos o de cuidados emocionales, lo más importante es observarnos y descubrir los cambios que vamos haciendo en la dirección deseada. 

A veces decimos “me dejó la gaseosa” o “me dejó la rumba”, cualquiera de esas cosas que vamos cambiando como resultado de un mayor amor por nosotros mismos y que se refleja en comportamientos cotidianos.

Nos dejan de gustar cosas o actividades que vistas con cuidado pueden afectar nuestra salud, nuestra seguridad o hasta nuestra integridad y lo descubrimos cuando decimos “no, gracias” o cuando vamos a la nevera y elegimos algún alimento sano o simplemente tomamos un vaso de agua.

Pero no hay que llegar a extremos ni violentarnos dejando todo lo que nos gusta. El trabajo interior hará que deje de atraernos aquello que nos hace daño y que nos atraiga lo que si nos sirve, tanto a nivel físico como emocional. En este momento es cuando podemos ayudarnos y usar nuestra voluntad para fortalecer nuestro autocuidado.

Los organismos no son iguales ni las debilidades físicas tampoco, por lo cual dejar de lado todo lo que nos dicen, sin pasarlo por nuestro filtro interno, no tiene mucho sentido. O empezar a consumir todo lo que nos dicen que es bueno, esto tampoco funciona así. Escuchemos nuestro cuerpo, nuestros sentimientos y que sean ellos quienes traduzcan en comportamiento lo que realmente nos conviene. 

Desarrollar un criterio propio frente al autocuidado es clave para vivir una vida sana y en armonía. Recordemos que la verdad es salud y esta se encuentra en nuestro interior, por ello descubrirla será lo que nos ayude a cuidar mejor de nosotros cada día.



4.02.2016

Y se fue!!!



Eso nos pasa con casi todo, llega y se va! A veces logramos soltar a tiempo pero a veces nos quedamos atrapados por apego, por inseguridad, por miedo, por las expectativas que teníamos de lo que podría ser o suceder, pero la vida es como es.

La armonía del Universo hace que cada situación que se nos presenta sea perfecta, que nos traiga un mensaje, un aprendizaje y tomarlo es nuestra mejor y más sabia opción. No es posible vivir en el pasado ni en el futuro, así que aceptar que las personas, las oportunidades y las situaciones llegan y se van es solo una forma de recordar que lo único permanente es el cambio. 

A veces tenemos miedo a mirar qué nos pasó porque el dolor puede ser muy alto, pero nunca será tanto como si no lo hacemos, porque tendremos que volver sobre vivencias que de haber valorado a tiempo, no hubieramos necesitado revivir. En ocasiones sentimos que nos tropezamos en la misma piedra y a veces nos parece que estamos viviendo “más de lo mismo”, pero si miramos a fondo encontraremos que no habíamos sacado toda la riqueza y que había más aprendizajes posibles y al hacerlos, nos liberamos de una carga inmensa y vamos más livianos por la vida.

La vida, la realidad, la experiencia, la felicidad, todo, está en el presente, sucede en presente! Nunca por fuera de él.

Aprender a vivir en el presente representa la posibilidad de avanzar. Estar atentos a lo que nos sucede, a las “señales”que aparecen ante nosotros es la única cosa que podemos hacer para no agregar más dolor al que puedan traer las situaciones que se nos presentan. Así, vivir el momento presente nos da la fuerza necesaria para mirar y reaccionar a tiempo ante las situaciones, para impulsarlas o no dejarles coger ventaja, según lo que veamos como conveniente para nosotros.

Al practicar el estar atentos, alertas y permanecer cada vez más centrados en el aquí y ahora podremos sentir la alegría de estar vivos, de ver y vivir plenamente una realidad que al estar atascados en el pasado o proyectados al futuro no vemos y nos perdemos así de las bendiciones que a diario derrama La Vida sobre nosotros porque no estamos “en casa” para recibirlas. 

Sin embargo, cada situación que vivimos requiere de un proceso de reflexión para encontrar porqué o para qué llegó a nuestras vidas, cómo nos metimos en ella y cómo vamos a salir fortalecidos. Necesitamos tomar el mensaje y dejar ir el mensajero. 

Es importante soltar la vivencia sanándola, cosa que hacemos al encontrar el sentido de lo que vivimos, su riqueza y el aprendizaje que trae a nuestras vidas, así superamos el dolor o el resentimiento. Con la cicatriz física o emocional tenemos suficiente para recordar y bendecir siempre nuestro nuevo aprendizaje.