1.29.2012

Liderazgo y dirección


Es la capacidad de asumir con madurez la responsabilidad de la propia vida e influir sobre otras personas para guiarlas y acompañarlas hacia la consecución de los objetivos y las metas propuestas.

Hoy se habla mucho de liderazgo, de lo que significa ser líder, de si hay líderes positivos y negativos, de los distintos tipos de líderes o liderazgos que existen, pero dentro de lo que nos interesa podemos afirmar que un líder es aquella persona que aprende a orientar sus acciones hacia la consecución de sus propósitos, objetivos, metas y fines, de manera armónica.

Este líder, lidera su propia vida, se hace cada vez más responsable de su vida y de sus acciones, la persona busca su propio desarrollo, su autonomía, su coherencia entre lo que piensa, siente y hace. En su comportamiento es muy respetuoso de sí mismo y de los otros y da lo mejor de sí en cada situación que se le presenta.

Posee un método de trabajo, una disciplina y un orden que le permiten ser flexible en su actuar pero a la vez riguroso para conservar el sentido y el curso de lo planeado, por ello sus acciones se convierten en una propuesta de reflexión para quienes deseen aprender y crecer.

Aprender a ser líder es un proceso que comienza, continúa y termina en uno mismo y que nadie lo puede hacer por otro. Se inicia poniendo atención en lo que se hace y se dice, revisando luego las acciones. El líder es cada vez más reflexivo, es cuidadoso con su comportamiento, sabe que tiene una responsabilidad frente a sí mismo y frente a otros, en su trabajo o en su casa, por lo cual debe ser muy consciente de su actuar.

En la medida que la persona está atenta, recoge pensamientos, información e ideas diversas y los ordena, descubriendo así nuevas posibilidades de hacer las cosas de una mejor manera, encuentra opciones que cuando las analiza para observar sus pros o sus contras o sus posibles consecuencias, le permiten tomar mejores decisiones y posiblemente obtendrá mejores resultados.

Veamos que en este orden de ideas el líder no es a quien otros siguen y obedecen y no es necesario que haya seguidores de los líderes, lo importante es que cada persona aprenda a liderar su propia vida porque en esa misma medida trabajará coordinada y respetuosamente con otros, dando lo mejor de sí.

Fortalecer nuestra autonomía, nuestro propio liderazgo es la mejor opción que tenemos en el campo personal y laboral.

Ahora bien, la dirección se entiende como la acción de decidir con otros y para otros, por lo cual no todo líder dirige ni todo directivo es líder.Los líderes entendidos como aquí se describen son excelentes directivos, porque dirigir no es mandar por mandar o mandar porque se tiene el poder. Una buena dirección es aquella que se basa en la autoridad que inspira quien tiene conocimiento, experiencia, capacidad de escuchar, de hacerse entender, que busca ser profundamente respetuoso con todas las personas que están a su alrededor y confía en ellas.

Un líder que tiene a su cargo la dirección de procesos y personas, busca realizar el trabajo apoyado en su equipo y hace énfasis en que los resultados integran el trabajo y el esfuerzo de todos, porque cree en su gente, en su capacidad de resolver problemas, ejecutar sus tareas y les delega pero no los abandona.

Está siempre atento y disponible para escucharlos, acompañarlos, guiarlos, dirigirlos y en algunos casos solicitarles que hagan lo que deben hacer aunque no lo hayan comprendido del todo, confiando en que la experiencia les permitirá entenderlo… y que la posterior reflexión será la mejor muestra de la conveniencia o inconveniencia de la decisión tomada.

Cuando un líder que dirige ocupa tiempo compartiendo ideas con su gente les está dando la posibilidad de crecer y comprender la importancia de responsabilizarse de su propia vida y de sus acciones, tanto a nivel laboral como personal, lo cual les ayudará a ser más autónomos y más líderes de sí mismos.

Puede decirse que quien dirige manda, pero lo que manda debe ser resultado de lo que se ha acordado con otros, sea la junta directiva, la gerencia o la dirección, así pues quien manda está garantizando que la voluntad colectiva, el mandato colectivo, se cumpla, nunca puede entenderse como un acto de hacer su propia voluntad o sentirse con poder para dominar a otros, es un mandar obedeciendo como dice el pueblo indígena, es ser un servidor permanente del grupo en el cual se encuentra.

Algunas de las fortalezas y condiciones de personalidad que deben tener los líderes y quienes dirigen son:

  • Tener claros los propósitos y los objetivos para poder contar con una mirada de conjunto de lo que se quiere lograr.
  • Planear los procesos macro y dejar espacio para compartir procedimientos y tiempos con su equipo de trabajo.
  • Orientar el trabajo de su equipo en la búsqueda de los mejores resultados pero a la vez abrir espacios de crecimiento personal y profesional.
  • Saber escuchar, tomarse algo de tiempo para entender lo que las otras personas le plantean y compartir ideas de cómo pueden salir mejor las cosas y lograr los objetivos.
  • Canalizar las ideas de su grupo y llevarlas a la práctica conservando el sentido positivo de lo propuesto.
  • Asumir la responsabilidad de las acciones y de sus resultados, así como encontrar las personas que pueden coordinar o ser responsables de determinados proyectos.
  • Crecer cada día como individuos para hacerse más fuertes en la comunicación, el respeto, la colaboración.

Pensamiento estratégico


Es la habilidad de mirar el presente y analizarlo para proyectar con acierto el futuro deseado.

El pensamiento estratégico, es una de las principales competencias que se deben desarrollar no solo a nivel profesional, sino también a nivel personal. El saber dónde estamos, para dónde queremos ir, cómo visualizamos el mañana, cuáles son nuestras fortalezas y nuestras oportunidades, es lo que se denomina pensamiento estratégico.

En general, la Estrategia es la habilidad de dirigir un asunto. En una empresa, el pensamiento estratégico se corresponde con una visión de futuro que incorpora el pensar en la misión, la visión y los valores que son aspectos que la persona que dirige debe tener presentes, porque partiendo de dónde está hoy, ellos serán el punto al cual dirigirse o punto de llegada.

El pensamiento estratégico es la base de la toma de decisiones estratégicas, sin este soporte tanto las decisiones como las acciones que se deriven de ellas, quizás sean insuficientes e inconsistentes en el tiempo. Es también el sueño de hacia dónde queremos ir y la planificación estratégica es el método para lograr ese sueño.

El pensamiento estratégico se desarrolla a través de la observación, aprendiendo a mirar los elementos presentes y analizando, si se sigue ese camino, que puede suceder en el futuro. Funciona con la fórmula aparentemente sencilla de Si A… entonces… B. Si sigo estudiando a este ritmo, entonces en un año tendré la posibilidad de graduarme… pero en realidad aunque el procedimiento es el mismo, funciona con un grupo de variables muy complejas que podemos ir identificando y combinando para encontrar un grupo de posibles escenarios que nos permitan tomar decisiones de hacia dónde movernos.

El pensamiento estratégico utiliza diversas herramientas ya muy conocidas en las empresas, además de la construcción de escenarios, está también el DOFA que nos ayuda a planear y a mirar cómo convertir las debilidades en fortalezas y las amenazas en oportunidades y cuando lo hacemos, hablamos de planeación estratégica. Ella nos ayuda a hacer realidad ese futuro, ese mañana, a programar un poco los caminos que se van a tomar y los cambios que haya que efectuar.

Si la dirección de una empresa no desarrolla el pensamiento estratégico, difícilmente puede sostenerse en el tiempo pues llegará el momento en que las circunstancias no previstas desborden su capacidad.

De igual manera, en lo personal, pensar en el futuro es necesario para proyectarnos, para trazarnos los objetivos y encontrar la manera de acceder a lo que deseamos, partiendo de lo que tenemos. Si por ejemplo, tenemos una habilidad manual, podemos pensar en cómo aprovecharla, qué podemos hacer con ella y definir si nos es necesario fortalecerla con algún curso, o si somos tan hábiles que ya podamos usarla para producir algo en nuestro tiempo libre y así conseguir un dinero y hacer un ahorro para invertirlo en algo que continúe produciendo y nos permita tener una vida más tranquila en lo económico.

En la vida diaria podemos usar las mismas herramientas que usamos en el trabajo, si hacemos por ejemplo nuestro propio DOFA, descubriremos muchas cosas positivas que antes no teníamos presentes y que podemos poner a funcionar y si ya lo hicimos, revisarlo periódicamente nos ayudará a mantenernos enfocados en el futuro que deseamos pero trabajando en el presente y viviendo el presente.

Trabajo metódico


Es la capacidad de pensar y actuar ordenadamente atendiendo a la globalidad y a los detalles de las tareas que nos corresponde efectuar.

Cuando se desarrolla la habilidad de mirar las situaciones para encontrarles sentido y en consecuencia se planean y ejecutan actividades con significado y en un orden determinado, podemos hablar de Trabajo metódico.

La importancia de un trabajo estructurado, ordenado, se puede ver claramente en los resultados obtenidos, pero también en las dificultades que se presentan cuando no se sabe hacia dónde dirigir los esfuerzos, o cuando se comienzan muchas actividades y no se finaliza ninguna.

El trabajo metódico comienza con la planeación y sobre todo con el establecimiento de prioridades. Cuando logramos hacer un plan de trabajo que combine lo urgente con lo importante, cuando hacemos un cronograma y lo llevamos a cabo poco a poco, sabiendo que hay momentos en los cuales nos toca suspender lo que estamos desarrollando para atender situaciones inaplazables, pero que volvemos a retomar el rumbo y continuamos con lo planeado, logramos orden y organización en nuestra labor diaria.

Por ejemplo, si la gerencia nos pide un informe para el mismo día, o si se presenta una emergencia en una máquina o un cliente solicita atención especial, seguramente tendremos que aplazar nuestro trabajo para responder a la emergencia, pero si tenemos la constancia y la persistencia para no dejarnos desviar después de atender la situación que nos alejó de nuestro plan, muy rápidamente aprenderemos a sortear las situaciones y ganarle la partida al desorden.

El trabajo metódico se refiere a las distintas condiciones o cualidades que debe tener una determinada labor, a la forma de hacerla, en algunos casos repitiendo siempre la misma secuencia, por ejemplo, si voy a ordenar documentos, puedo usar un método que sea tan sencillo como ponerlos por temas y luego guardarlos en carpetas por orden alfabético, marcando cada carpeta para encontrarla rápidamente cuando la necesite.

Esto puedo repetirlo cada vez que sea necesario, en otras ocasiones tengo que ser creativo ante un problema nuevo, pero si tengo un método, o sea un camino adecuado, podré hacerlo con mayor rapidez y posibilidades de acierto.

Existen muchas formas de hacer las cosas. No hay una única manera correcta, puede haber tantas  opciones como seres humanos y lo que necesitamos es encontrar la nuestra, la que nos acomoda mejor, la que nos sirve y nos proyecta hacia la eficiencia.

El buen manejo del tiempo y la buena toma de decisiones son factores que nos ayudan muchísimo a desarrollar un trabajo metódico, vale la pena entonces trabajar estos dos temas de manera clara y recordando que se aprenden en la práctica, con un seguimiento "juicioso" del objetivo que tenemos. 

Orientación al mejoramiento continuo


Es la capacidad de revisar y analizar lo que se ha hecho con el fin de aprender de la experiencia y tenerla en cuenta en próximas ocasiones.

Todos los seres humanos tenemos en nuestro interior “un motorcito” que permanentemente nos Impulsa a crecer, a aprender, a hacer las cosas bien y a querer hacerlas cada vez mejor.

Ese motorcito es como una voz que viene de dentro y se manifiesta en una motivación permanente, pero para que ella funcione adecuadamente tenemos que encontrarle sentido a lo que hacemos, porque la motivación implica un motivo y ese motivo es el motor que nos mueve y nos da el empuje necesario para movernos en la búsqueda de lo que deseamos.

Podemos afirmar que cuando nuestra actividad diaria va encaminada a lograr nuestras metas, las que nos llevarán a alcanzar los objetivos que nos hemos trazado y que forman parte del gran propósito de nuestra vida, hacemos las cosas con mayor agrado, con más facilidad, con más alegría y sobre todo disfrutamos de lo que hacemos.

El ciclo de mejora PHVA que conocemos por el trabajo en calidad también funciona en nuestra vida personal: Planear, Hacer, Verificar y Actuar de manera correctiva o re-afirmativa. Cuando planeamos estamos definiendo a dónde queremos llegar (objetivos), luego implementamos esa decisión y hacemos lo que consideramos que es necesario para lograr lo planeado, después verificamos o evaluamos nuestras acciones y finalmente volvemos a actuar de manera más consciente y enriquecida por la información de la evaluación.

En nuestra vida personal podemos aplicar este modelo o cualquier otro que nos sirva, lo importante es que le demos sentido a lo que vamos a realizar, que miremos la conveniencia de lo que queremos, que observemos cómo se une ese objetivo con nuestro propósito para no realizar actividades contradictorias con lo que esperamos alcanzar, que luego veamos cuáles son los pasos o las metas que debemos recorrer para llegar al objetivo esperado y que pasemos a la acción llenos de confianza en que podemos lograrlo porque vamos a actuar con una visión clara y apuntando “con todo” en esa dirección.

Llevemos a cabo las actividades disfrutando cada momento, porque cuando disfrutamos lo que hacemos damos lo mejor de nosotros y tenemos más posibilidades de lograr lo que queremos.

Posteriormente valoraremos entonces el proceso, miraremos qué nos enseñó cada situación que vivimos y si los resultados que obtuvimos fueron convenientes o inconvenientes para nosotros, porque la vida está llena de oportunidades, de nuevos comienzos y el fracaso definitivo no existe, siempre tendremos la oportunidad de buscar unos nuevos resultados y cada vez que miremos hacia dónde ir encontraremos finalmente el camino a recorrer y la manera de corregir el rumbo si nos hemos desviado y volveremos a actuar de una manera más clara, más firme, llenos de convencimiento de lo que queremos hacer ahora para continuar nuestro viaje.

Preguntémonos al comenzar cada día… ¿qué voy a hacer hoy? , ¿me gusta? ¿me sirve? ¿cómo puedo disfrutarlo?, ¿si éste fuera el último día de mi vida haría lo mismo?...

Esto lo podemos hacer en unos pocos minutos cada mañana, pues cada día es un nuevo comienzo, es una nueva oportunidad de acercarnos a nuestros objetivo y descubrir nuestro propósito de vida, cada día nos ofrece una nueva oportunidad de mejorar, de crecer, de avanzar.

Y cada noche podemos evaluar nuestro día en otros pocos minutos, para mirar cuánto aprendimos, cuánto recorrimos durante el día, qué fortalecimos, qué queremos cambiar para mañana. Si lo hacemos así veremos cómo nuestro crecimiento personal y profesional se acelera y toma un ritmo imparable.

Orientación al logro de objetivos


La orientación al logro de objetivos es la capacidad de mantener presentes las metas propuestas durante las actividades, para lograr los resultados deseados.

Existen diferencias entre los propósitos, los objetivos y las metas. Podemos decir que el propósito es el “para qué” del objetivo. Por ejemplo, nos trazamos el objetivo de conseguir un empleo, pero ¿para qué lo queremos? ¿Para qué vamos a trabajar? Seguramente lo deseamos por muchas razones… aprender, servir, compartir, disfrutar, recibir un dinero para nuestra manutención y la de nuestra familia, etc., etc. Y nos proponemos pasar siquiera tres hojas de vida por semana, bueno, pues esas tres hojas de vida son la meta que creemos que nos puede ayudar a lograr el objetivo.

Tenemos entonces:

Propósito: el sentido de lo que hacemos, de lo que queremos lograr
Objetivo: el punto de llegada, lo que deseamos hacer o lograr
Meta: los pasos que damos para llegar al punto deseado
Medios: los instrumentos que utilizamos y las acciones que definimos para dar los pasos necesarios.

Los propósitos que tenemos no se agotan. Es decir, cada vez los vamos enriqueciendo y se van convirtiendo como en el sentido de nuestra vida, por eso trazarse objetivos es como construir un mapa ya sea de nuestra vida o de nuestro trabajo: qué queremos, cómo y cuando lo queremos y qué vamos a hacer para lograrlo.

Existe la posibilidad de que nos tracemos objetivos en cada una de las áreas de nuestra vida. Así, podemos proponernos objetivos a nivel:

Personal: salud, alimentación, autocuidado, estudio, ahorro, recreación, desarrollo de habilidades, desarrollo de valores y virtudes, crecimiento espiritual, etc.

Familiar: compartir más o mejor con los padres, la pareja, los hijos, los hermanos, mejorar la comunicación y el apoyo.

Laboral: hacer mejor el trabajo, más a consciencia, ser más cumplido con los informes, llegar a tiempo, etc.
 
Social: participar en los grupos y espacios que consideramos significativos para nosotros y “no dejar nuestra silla vacía en los momentos importantes”.

Igualmente podemos agrupar los objetivos de otras maneras, por ejemplo podemos trazarnos objetivos a nivel: corporal o físico, mental (intelectuales y emocionales) y espiritual.

Lo importante es que nos sentemos y miremos hacia dónde queremos ir y cómo todas las áreas de la vida se relacionan: si deseamos tener buena salud, debemos cuidar la alimentación, hacer ejercicio, estar activo(a)s y luego dormir el tiempo suficiente.

Ir por la vida sin objetivos es casi imposible, sin embargo, a veces nos pasa que sentimos que estamos actuando sin mucha claridad de lo que queremos, pero para llegar a un sitio debemos dirigirnos hacia allá, ¿verdad? Lo mismo nos pasa en la vida con las demás cosas, necesitamos saber hacia dónde vamos para poder llegar.

Veamos otro ejemplo, si queremos estudiar sistemas, primero pensamos para qué lo vamos a hacer: para mejorar en el trabajo, para hacer algo que nos gusta, etc. Luego averiguamos el instituto que más nos convenga por costos, por horario, por calidad y por el tiempo que vamos a invertirle (un semestre, o dos, o diez). Según lo que estimemos mejor para nosotros en este momento, entonces en ese sitio nos inscribimos.

Cuando comenzamos el curso necesitamos estudiar, asistir a clases si es presencial, presentar los exámenes o trabajos que defina el profesor, en fin, cumplimos voluntariamente con una serie de actividades programadas para lograr el objetivo y cada período se vuelve una meta que nos acerca más al objetivo. (Si el programa dura varios semestres cada semestre se comporta como una meta).

En síntesis: tener presente lo que esperamos lograr hace que todas nuestras acciones tengan un norte y que ganemos en eficacia y eficiencia, logrando así cumplir con nuestros objetivos de manera más sencilla y rápida, porque toda nuestra energía estará enfocada en un punto dándole la fuerza necesaria para acertar.

Orientación al cliente interno y externo


Estar orientado al cliente es tener la capacidad de asociar el impacto de las acciones que llevamos a cabo, con el resultado en las relaciones con los clientes.

Cuando se habla de clientes internos y externos se hace referencia a todas las personas que entran en contacto entre sí por razón de su trabajo, teniendo unas… el producto o servicio que requieren las otras… Por ejemplo, si de mi información depende que se pueda hacer un despacho de mercancía, la persona que debe despachar es mi cliente y es mi responsabilidad satisfacer su necesidad, así como esa persona tiene la responsabilidad de satisfacer al cliente cumpliéndole con su pedido.

El cliente interno es toda persona que trabaja dentro de la organización y quien solicita a sus compañeros elementos o información para el desarrollo de su trabajo y el cliente externo es quien no está vinculado laboralmente a la empresa pero sí solicita sus productos o servicios y paga por ellos.

Al interior de la empresa, cada una de las áreas, secciones o departamentos, están formados por personas que por la definición misma de sus cargos siempre pueden ayudar a los demás, sin importar qué tipo de cargo ocupen o en qué nivel organizacional se encuentren y se genera así un ambiente de colaboración donde todas las personas sirven a los compañeros de trabajo que dependen directa o indirectamente de ellas y que son sus clientes internos, para que a su vez estos ofrezcan al cliente externo la mejor atención posible. Hay un continuo desarrollo de la consciencia de servir a otros.

Uno de los componentes esenciales del sentido de la vida es el servicio. Poder ofrecer ayuda, apoyo, colaboración, es decir… servir a otros, es una oportunidad que nos da la Vida, porque en el servicio mismo aprendemos, compartimos y disfrutamos la posibilidad de dar lo mejor de nosotros.

Si establecemos una relación entre la "visión" y la "misión" que hemos definido como guía de nuestro trabajo diario, ella se expresa en el "servicio". Ya que lo que buscamos es satisfacer una necesidad que tienen otras personas y convertirnos en una excelente oportunidad para ellas y así todos ganamos.

Estar orientado al cliente significa entonces estar orientado al servicio y ésta es una actitud que supone desarrollar la habilidad de ver con rapidez cuáles son las necesidades de los clientes internos o externos para atenderlas rápidamente, por ello es una competencia de gran importancia en el trabajo cotidiano.

La clave para lograr un buen servicio a los clientes internos y externos es la actitud positiva que se expresa cuando actuamos, ya que cuando vemos en nuestras actividades una oportunidad para mejorar y fortalecernos como personas desarrollamos la empatía con nuestros clientes y compañeros.

Iniciativa


Es la capacidad de proponer acciones o planes aplicables a las condiciones de la empresa y utilizar todos los elementos disponibles en el medio para crear las soluciones.

La iniciativa es una competencia que permite contar con los conocimientos y la experiencia de cada una de las personas que conforman la empresa y utilizarla en la búsqueda de un mejoramiento permanente y mejores resultados.

Cuando una persona expresa su iniciativa demuestra su capacidad de hacer, lo que se debe de hacer, bien hecho; sin que nadie lo mande, pero conservando su lugar. Es decir, muestra su criterio frente a la situación y propone o gestiona acciones que están dentro de su campo de autonomía empresarial.

Por ejemplo, dentro de las funciones de una persona está efectuar los despachos a tiempo a los clientes y el mensajero no va ese día. El despachador puede decirle al cliente que no tiene como hacerle llegar su pedido o puede proponer una alternativa, tomando la iniciativa de hacer algo que permita obtener el resultado deseado: como enviar a otra persona con el pedido o, según sus posibilidades, contratar a alguien que lleve la mercancía o si no es posible, puede proponer llevarla él mismo.

En este ejemplo se unen el proponer hacer algo con el análisis de oportunidades de hacer lo que se quiere y la capacidad de decidir con criterio adecuado. Así, vemos como la persona no se cierra al “no se puede” sino que busca posibilidades y si necesita autorización la pide o de lo contrario decide sobre lo que considera una buena solución en las condiciones actuales.

La iniciativa supone entonces el uso de una capacidad de análisis y creatividad para adelantarse a las situaciones y expresar una actitud proactiva, propositiva que se une con la toma de decisiones y la acción. Es un conjunto ganador que involucra todos los niveles necesarios para desarrollar procesos excelentes que lleven a obtener finalmente los resultados deseados.

La iniciativa se utiliza también a nivel personal y nos permite salir adelante cuando debemos afrontar situaciones difíciles en nuestra vida o cuando queremos impulsarnos para lograr nuestros objetivos.

Al tomar la iniciativa nos ponemos al frente de las situaciones, las miramos, las analizamos y llegamos a conclusiones que nos permitan avanzar en el sentido deseado, esto hace que nos sintamos responsables de nuestra vida, que nos paremos en nuestros propios pies y vayamos en busca de lo que queremos.

Pero la iniciativa sola no es suficiente porque sin constancia y sin persistencia, solo obtendremos resultados inmediatos pero objetivos a mediano o largo plazo no se cumplirán.

Así, vamos necesitando integrar muchas cualidades, desarrollar muchos valores que nos harán cada vez mejores personas. Tomemos ent0nces la iniciativa, el impulso, la motivación necesaria para explorar nuevas alternativas que nos conduzcan a sacar adelante nuestra vida, a lograr nuestros propósitos, aprovechando todas las oportunidades que se nos presentan a diario.

En síntesis, la iniciativa como su nombre lo indica es iniciar, comenzar, tomar la delantera, es la capacidad de dar comienzo a algo con criterio adecuado.