3.11.2011

Aprendamos a decir “NO”



A muchos de nosotros en la infancia nos enseñaron a decir que sí a todo lo que nos pedían los adultos, independientemente de si queríamos hacerlo o no. Debíamos responder: “sí señor” o “sí señora “y… cuidadito no obedecíamos… 

Bueno, pues eso se nos quedó tan grabado que aún hoy que ya somos adultos, nos cuesta diferenciar si lo que nos piden nos interesa, o si choca con nuestras actividades o con los compromisos que ya hicimos con nuestra pareja, en nuestro trabajo o con nuestra familia. 

También por esto nos vamos llenando de cosas pendientes, porque aplazamos lo nuestro sin preguntarnos qué es en verdad lo más importante y creemos que si decimos que no, nos van a tachar de egoístas o de malas personas y entonces complacemos a los demás aún en contra de nosotros mismos y en ocasiones exigiéndonos unos sobreesfuerzos inmensos para buscar cumplir con todo, olvidando que el día sólo tiene 24 horas y la semana 168 y que entre más cosas tengamos empezadas menos energía tendremos para completarlas. 

Hay una serie de herramientas ya mencionadas por muchos autores pero que nos ayudan a trabajar este tema, entre ellas están: 

  • Practique frente a un espejo decir: “no, gracias” o “lo siento, tengo otro compromiso”, “sabe qué, la verdad prefiero descansar y quedarme en casa tranquilito(a)”. Cuando lo haga observe su expresión, el tono de voz con que lo dice y dígase a sí mismo que usted tiene derecho a decir NO y repítalo hasta que sienta que lo hace bien. 
  • Díga NO con firmeza pero con amabilidad. No necesita gritar ni ser agresivo. Es su derecho y si le piden un favor o le hacen una invitación, usted bien puede negarse por la razón que sea, o aún sin ninguna razón aparente, sólo porque así lo siente, confíe en su corazón. 
  • Actúe sin sentirse culpable. Revise sus prioridades y mire de quien es la responsabilidad de hacer lo que le piden. Si es suya, colóquelo en su agenda y mire que prioridad tiene, de lo contrario revise, porque a veces le piden que usted haga cosas que no le corresponden porque saben que usted no sabe negarse. 
  • No se justifique. Es suficiente con un “no puedo ahora, en otro momento con gusto”, o “gracias por su invitación, lo pensaré y si puedo le aviso” Etc. Etc. Pero no se enrede en disculpas y justificaciones porque de una parte, usted no está obligado a hacer o a aceptar todo lo que le digan, de otra, tiene derecho a su intimidad y además tanta explicación termina por enredarlo todo y hacer que el otro sienta que le tiene que rogar y esa no es la idea.
  • Tenga en cuenta sus deseos y sus sentimientos. Dese la oportunidad de contactarlos y respetarlos, porque estos son la clave para ser auténticos, para ser usted mismo(a). 

La libertad de ser quienes somos es un derecho propio y nos lo da la Vida.

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